Allá por el año 1955 un chaval con una mochila llena de ilusiones y sueños, se cargó su guitarra al hombro y decidió recorrer el mundo.
Era un chico sencillo, de pueblo, su apariencia decía mucho de él, sólo con verle se le veía de corazón noble. Físicamente, tenía una piel y unas manos curtidas por el trabajo, así como unas piernas y un torso bien formados. Tenía unos ojos claros, muy nítidos, parecía que se podía ver a través de ellos, con una cara bastante expresiva, que podría haber sido la envidia de cualquier mimo.
Al criarse en New Orleans, era de procedencia pobre, como también lo habían sido sus antepasados.
No tenía muchas habilidades prácticas para su época, mientras los hijos de los señores ricos iban a la escuela y aprendían a leer y a escribir, el se pasaba el día ayudando a sus padres en al campo, y en sus ratos libres, tocaba blues con su guitarra, la cual guardaba en un estuche de escopeta, el cual se encontró un día en el campo.
Cuando al fin se decidió a emprender su viaje, se dirigió a las vías del tren y fugitivo, se coló en un vagón de un tren de mercancías, el cual llevava otros dos polizones como él a bordo.
Tras día y medio de viaje llegó a la ciudad, donde decidió hacer realidad su sueño y dedicarse a lo que más le gustaba; la música.
Y así es como le conocemos en nuestro días, por su música.
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