domingo, 18 de noviembre de 2012

Dimanche

En Domingo no soy soñador, viajero, caminante o trovador. 
En este día soy poeta. 
Olvido la felicidad en el tintero, no puedo por menos, 
y me acuerdo del fin.

Que el tiempo nos consume y nos arranca de la vida,
no deja nada en pie y lo que queda se marchita,
acompañado del lamento del vivo recuerdo.

Y es que me arruinan las tardes de Domingo...


domingo, 14 de octubre de 2012

Regalé mi alma imperecedera...

[Se hace largo el camino sin tí,
y al diablo, que ya no quiero seguir...
Y sin pedirle nada a cambio,
al diablo mi alma le dí.

Si el sol dice que te desenamoras,
si dice que te olvide, vida mía,
maldigo cada día
y maldigo el correr de las horas.

El diablo me visita, y cada noche,
marchita este jardín con su anarquía
y en mala compañía,
me deja conmigo a solas...
                         - 
Se marchó, y no hubo despedidas.
Corazón, que anda buscándose la vida..
                         -
Pregúntale que añora
y en que piensa cuando llora.
Pregúntale si el tiempo 
cambia o sigue lloviendo.]



















Gracias por hacerme sentir vivo, por elevar mi alma a nivel de espíritu imperecedero durante una noche, por hacerme reír, vibrar, volar, soñar y llorar al mismo tiempo.
Gracias Extremoduro. 
¡Sos queremos!



martes, 9 de octubre de 2012

Las malas costumbres

La culpa es nuestra.
Por un lado, quizá por que aspiramos demasiado alto, y la caída es más dolorosa, sin embargo aquel que nunca se cae, no tiene la oportunidad de levantarse...
Entonces, estamos perdiendo las malas costumbres en la vida. 
Nos hemos olvidado de tener sueños sencillos con mujeres complicadas, preferentemente.
Vivir sobre seguro, sin ilusión. No es vivir.
Lo arriesgado es duro, difícil, y asusta en algunos casos. Pero no puede entenderse la vida sin un riesgo. Eso es lo que le otorga un valor añadido.
Esas malas costumbres, ¡Quién las pillara! 
Que poco a poco vamos arriesgando menos y nuestra apuesta va menguando.
Ya no participamos en la misma lotería.
Por eso, recuperar la locura del atrevimiento puede ser nuestra mejor inversión.
Y si no, siempre pueden comprar pastillas para no soñar...

martes, 18 de septiembre de 2012

Hacerse el ``Suizo´´

Ciento cincuenta y siete.
¿Podéis imaginar un estado en el que tan solo ciento cincuenta y siete políticos cobren por su trabajo?
¿Un estado en el cual la mayoría de los políticos se dedican a ella por amor a su país?
¿En el que el ciudadano es la base del estado?
No es una utopía, ni el país de las maravillas de Alicia. Es Suiza.
Viniendo de una sociedad tan ``avanzada´´ como la nuestra, me parece extraño, es difícil pensar que haya políticos que no quieran chupar del bote, haciendo falsas promesas, poniendo amiguitos en cargos de confianza, o pensar que no solo se preocupan por el ciudadano tres meses antes de las elecciones, olvidando quién les puso en el poder durante cuatro años.
Cuatro años sin capacidad de decisión.
Cuatro años sin democracia, cuatro años sin ``vox populi.´´
Poco a poco se han ido olvidando de nosotros para convertirse en unos déspotas. Ilustrados, eso si.
Señorías, basta ya. Nos hemos hartado de sus juegos, de sus robos y de su circo.
Ya no nos sirve el ``Todo para el pueblo, pero sin el pueblo´´ y queremos participar, no tener una mera ilusión de democracia durante sus campañas, que no son mas que sombras, embustes y triquiñuelas, que según ustedes no merecen ser contadas como mentiras, porque no es lo mismo mentir que ocultar la verdad. Claro.
La solución está clara: hacerse el Suizo.
Imponer una democracia real, participativa casi a diario, en la que el ciudadano proponga los referendums y vote en los proyectos de ley. En la que el ciudadano es político a la vez.
Espabilen Señorías, porque no vamos a aguantar esto. Y si ustedes hacen oídos sordos, nos marcharemos donde tengamos voz. No se quejen cuando se encuentren un país sin medios, sin recursos humanos, porque ustedes mismos lo han provocado.
Yo, lo tengo claro. Voy a hacerme el ``Suizo´´

(Necesario, para que entiendan: http://www.lasexta.com/sextatv/salvados/jordi_evole_disecciona_el_sistema_democratico_de_nuestro_pais/324593/1061
http://www.lasexta.com/lasextaon/salvados/diferencias_entre_el_sistema_politico_suizo_y_el_espanol/324583/1061 )

domingo, 9 de septiembre de 2012

The show must go on

``El mundo no es todo alegría y valor...
 Es un lugar terrible, y por muy duro que seas es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido permanentemente si no se lo impides. 
Ni tu ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas, si no lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas... ¡Hay que soportar sin dejar de avanzar! ¡Así es como se gana!
Si tu sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes... Y no puedes estar diciendo que no estás donde querías estar por culpa de él, de ella, ¡Ni de nadie! 
¡Eso lo hacen los cobardes y tu no lo eres! 
¡Tu eres capaz de todo!´´

- Rocky Balboa

Gran lección de vida, aplicable a todos sus ámbitos.
Siempre recordad: The show must go on

lunes, 3 de septiembre de 2012

El arte de amargarse la vida

Un hombre quiere colgar un cuadro. 
El clavo ya lo tiene, pero le falta el martillo. El vecino tiene uno. Así, pues, nuestro hombre decide pedir al vecino que le preste el martillo. Pero le asalta una duda: ¿Qué? ¿Y si no quiere prestármelo? Ahora recuerdo que ayer me saludó algo distraído... Quizás tenía prisa. Pero quizás la prisa no era más que un pretexto, y el hombre abriga algo contra mí. ¿Qué puede ser? Yo no le he hecho nada; algo se le habrá metido en la cabeza. Si alguien me pidiese prestada alguna herramienta, yo se la dejaría enseguida. ¿Porqué no ha de hacerlo él también? ¿Cómo puede uno negarse a hacer un favor tan sencillo a otro? Tipos como este le amargan a uno la vida. Y luego todavía se imagina que dependo de él. Solo porque tiene un martillo. ¡Esto ya es el colmo!
Así, nuestro hombre sale precipitado a la casa del vecino, toca el timbre, se abre la puerta, y antes de que el vecino tenga tiempo de decir ''buenos días'', nuestro hombre le grita furioso:
''¡Quédese usted con su martillo, so penco!''


Amargarse la vida es todo un arte, y solo con la práctica se es capaz de conseguir algo así.
(Espero que se capte la ironía...)
El arte de amargarse la vida - Paul Watzlawick

sábado, 1 de septiembre de 2012

Entre puntos suspensivos

Se giró para observarla una vez más. Era preciosa...
Sus ojos se maravillaron ante la magnificencia de aquella obra, conservada a pesar del devenir del tiempo. Era extraño. Aún no se había ido y ya la echaba de menos. El calor abrasador, las tormentas de verano, las nevadas que formaban un paisaje espectacular...
Y a él mas que a nadie. Guardián de pensamientos y secretos, confesiones y amoríos, bajo sus pies, paseaba orgulloso el Duero. 


Eran demasiados recuerdos para llenar esos minutos, demasiadas personas para recordar en poco tiempo, demasiados sentimientos como para manejarlos sin consecuencias...



Entonces, sintió una oleada de felicidad, seguido por un escalofrío de tristeza, y un llanto de soledad. Y lo único de lo que se arrepintió en aquel momento, fue de decir adiós a lo que quería, pero aún mas, de no despedirse de las cosas que le importaban.




(Hasta dentro de poco, espero...)


viernes, 31 de agosto de 2012

La paz en un instante

- No es mi problema. - Dijo sin miramientos nuestro coronel.

El coronel era un hombre robusto, de proporciones intimidantes, la piel de su rosto se asemejaba a la madera carcomida por termitas, fruto de la metralla que quedaba en su cuerpo de combates anteriores. Él la lucía con orgullo, como si de una medalla de guerra se tratase.

Habíamos sido enviados a esta dura tierra para traer la paz. O imponerla por la fuerza. Sólo nosotros creíamos que estábamos ayudando a los lugareños.
El día había empezado en el cuartel como otro cualquiera, con nuestra patrulla reglamentaria, pero aquel instante me abrió los ojos sobre la guerra.
A las afueras de la ciudad nos encontramos con una banda que sembraba el terror entre las familias pobres que vivían en aquellas casetas. Vivían en el desierto, y de vez en cuando decidían saquear la ciudad, sumiéndola en la miseria.

- ¡Disparad! - Gritó el coronel, al cual no le gustaban las peleas en su territorio asignado.
- Señor - Dijo nuestro cabo - ¡Existe el riesgo de herir civiles!
- No es mi problema - Replicó el coronel - ¡Nuestro objetivo es la pacificación, y lo conseguiremos a cualquier precio!

No pude fijarme en otra cosa.
Unos ojos color azabache nos escudriñaban con miedo en la distancia. Se trataba de una niña de corta edad que se aferraba con fuerza a su osito de peluche mientras intentaba huir de aquel caos en brazos de su madre.
El coronel dio la orden. Mi dedo tembloroso no encontró fuerzas para cerrarse ante el gatillo. Los de mis compañeros no parecieron encontrar tantas complicaciones...
Entonces solo pude discernir como el oso caía al suelo envuelto en una nube de polvo.

En ese instante me pregunté quienes eran los verdaderos terroristas.

(Versión reeditada. Junio 2010)

jueves, 30 de agosto de 2012

Ocho de la madrugada


Lo recuerdo como si fuese ayer.

 Esa mañana me había levantado muy pronto, era noche cerrada todavía y no había ni un alma en la calle. Estaba muy nervioso. Demasiado. Sería por eso que apenas había podido dormir la noche anterior... 

 Me dispuse a arreglarme, no quería llegar tarde en mi primer día, y emprendí la marcha, sin poder imaginar lo que llegaría a encontrarme aquella mañana fría de Octubre.
 Encontré el lugar sin demasiadas complicaciones, donde, a la entrada, me esperaba la que sería mi compañera durante aquel maravilloso mes, que a mi me parecieron apenas un par de días. 

 Estaba tan nerviosa como yo. Sin saber muy bien que hacer llamamos al timbre y esperamos que nos abriesen la puerta. Cuando pudimos entrar, nos apresuraron a vestirnos con el uniforme que allí era obligatorio, ese color verde oscuro enfundado en una tela bastante tosca, y después de que nos familiarizásemos con el lugar, nos guiaron hasta una sala en la que solo parecía haber gritos, dolor y desesperación.

 Todavía la tengo en mente. 

Aquella pobre mujer se retorcía en la cama, como si el sufrimiento más inhumano la atacase, mientras un hombre la cogía de la mano. Pero, en un momento, todo eso se convirtió en alegría y alivio para ella. 

 Un escalofrío me recorrió de pies a cabeza, nunca había sentido nada igual, y pude notar cómo una pequeña gota caía desde mis párpados a las mellijas de mi rostro. 

El llanto inundó la sala de partos. Ya no había más dolor. 
 El pequeño J. había nacido.

 (Se han omitido los nombres reales de esta historia para preservar la privacidad de los mismos.)