En Domingo no soy soñador, viajero, caminante o trovador.
En este día soy poeta.
Olvido la felicidad en el tintero, no puedo por menos,
y me acuerdo del fin.
Que el tiempo nos consume y nos arranca de la vida,
no deja nada en pie y lo que queda se marchita,
acompañado del lamento del vivo recuerdo.
Y es que me arruinan las tardes de Domingo...
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